Muchas veces me pregunté que escribirles, qué tipo de narrativa. Y lo más complejo, qué mensaje quiero dejarles. Pero hice una pausa, respiré y decidí no pensar; solo escribir, y eso hago. Me llamo Mario Alberto Espitia Cure, nací en el Gran Caribe. Y lo digo así, porque así le decía Gabo, y soy un amante adicto a las letras de sus libros. Y porque el lugar donde nací, ha despertado en mí muchas intenciones y muchas maneras de expresarme.
Con respecto a lo primero, despertó en mí la intención de disfrutar la música y bailarla; de disfrutar la algarabía y los silencios que deja el viento fuerte al llevársela; despertó la intención de abrazar y sentir con atención, la manera de expresarse del Caribe.
Y es que existe una relación implícita entre intención y expresión. Por eso con respecto a lo segundo, puedo decirles que me gusta expresarme naturalmente hablando, pero acompañado de movimientos gigantescos.
También me gusta expresarme a través del silencio, pero con los mismos movimientos. Y amo expresarme a través de la consciencia de todos mis sentidos; porque he descubierto que los del Caribe, tienen en sus sentidos una alerta distinta a los del resto del mundo. Y no es regionalismo o egolatría; es simplemente, que los del Caribe tienen sus virtudes y las cuentan; así como los que nacen en otros lugares tienen las suyas, y les dan realce con orgullo, al contarlas desde su posición de amor por su territorio o su medio ecológico.
Muchas veces me preguntan qué es lo que más extraño de mi tierra; y de verdad podría decirles que extraño todo. Pero cuando me preguntan qué es lo que más me gusta del lugar en el que estoy, teniendo en cuenta que por mi trabajo hay variaciones en la ubicación, también podría decirles que me gusta todo.
Y siento que de eso se trata la famosa expresión: Ser feliz. Se trata de disfrutar del momento sin querer controlarlo todo; porque claramente eso puede generar frustración, si no te salen las cosas como quieres.
Se trata de vivir con intensidad eso que estás haciendo ahora, así como estoy disfrutando al escribirles, sin pretender que le guste a todos este escrito; porque pretender, también genera frustración.
Se trata de darle espacio a los demás, para que cuenten sus historias y sus aprendizajes; porque créanme que todos necesitamos ser escuchados. Y ver felices a los demás, genera en nosotros una sonrisa interior que hace parte de esa felicidad.
También se trata de dejar que te digan: Te amo y de decir te amo, de dejarse abrazar y de abrazar, de ser espontáneo sin planear tanto. Y la más bella de todas:
De dar gracias por cada momento; en mi caso, a Dios. Y si este no es tu caso, dáselas a la vida, pero siempre hay que dar gracias.
Y ustedes podrán decir: Ay sí, ahí viene otro bobo a escribir textos sobre cómo ser feliz. Pues compañeros, hagan ese ejercicio. Todo lo que les dije anteriormente, es una ecuación que está naturalmente dentro de nosotros; pero que la polarizamos, por estar pensando en los 5 minutos que vienen, y no en los 5 que están corriendo. Y créanme que algunas veces me toca hacer el ejercicio consciente, porque se me olvida por momentos la ecuación.
Alguien hace poco me enseñó, que cuando decidimos disfrutar y alegrarnos en este día, estamos haciendo que nuestro futuro sea fértil. Y me gustó eso; porque siempre dejamos de disfrutar este día, por pensar que vendrán mejores. Pero disfrutando este, logramos que los que vengan, sean mejores.
Yo no sé tú, pero me voy con la enseñanza de mi amigo. Y para complementarla, planteó el ejemplo desde el otro ángulo, diciendo: “No disfrutar este día o aborrecerlo, hace que nuestro futuro sea estéril”.
Y esta fue mi conclusión personal: Si existes en este día, es por algo.
En mi caso, me voy por la parte espiritual. Y si tú no crees en nada, míralo desde el amor; y cuando yo use el nombre de Dios, pues cámbialo por Universo si te place, porque este escrito es para todos.
Soy de los que piensan que si Dios creó este día para mí, como dice el manual (biblia), es un regalo que me está dando, y generalmente cuando recibimos un regalo, nos sentimos felices. Pero agrego algo más sabroso: Si este día Él lo hizo para mí, entonces yo quiero verlo desde su perspectiva; y además puedo pedirle que me lo muestre desde ahí, para automáticamente ponerle color al cuadro con quien lo delineó, es decir, a dos manos.
Es algo así como escuchar la lectura de 100 años de soledad en la voz de Gabo. Qué saborrrr… no?
Este mosaico de palabras llenas de amor, fue para ustedes.
Este fue “mi primer escrito”
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