Antes de empezar con este “tercer escrito”, quiero darte las gracias por acompañarme en este periplo de letras, desde su inicio.

He tenido más de 2.500 lectores entre los dos primeros escritos, y tú estás entre ellos. No te alcanzas a imaginar lo importantes que son tus ojos y tu digestión con ellos. Y quiero aclararte que no estoy ganando dinero por hacerlo; gano algo más importante: Mi relación contigo. Por eso te pido que cierres tus ojos y sientas un fuerte abrazo de mi parte, en este momento.

Comencemos. No sé qué hora es donde estás. Pero aquí tengo las 5:20 pm del 19 de Junio del 2020; momento en el que empiezo con estas letras. Es un escrito corto, pero sabroso.

Últimamente me he preguntado mucho sobre el carácter. ¿Qué es el carácter? ¿Cómo es mi carácter? Y podría escribirte el significado aquí; pero sería como copiar y pegar algo que puedes encontrar fácilmente en google. O tal vez, tienes claro el significado, aún cuando esté lejos de la literalidad de la RAE, en la acepción número 6.

Y como mis escritos van dirigidos a todos sin distinción de razas, creencias, etc… podrías usar el término introspección. Pero en mi caso, sale de mi tiempo a solas con Dios y te lo ilustro de la siguiente manera:

Imagina que tu carácter es una pequeña laguna, que: O bien puede tener el agua fría y maloliente, o su agua puede estar calientica y con un olor muy agradable. Ahora bien, digamos que tienes el beneficio poderoso de cambiar su agua cada vez que sientes que huele mal y está insoportablemente fría.

Hoy te hago esta pregunta: ¿Si tú fueras esa laguna, a qué hueles hoy? ¿Qué temperatura tienes?

Tuve la oportunidad de conversar con un amigo en estos días, acerca de esto. Me dijo que se sentía perdido, sin saber cómo manejar determinadas situaciones. Y yo le pregunté: -Brother, ¿En qué etapa de tu vida crees que estás? – No sé, me respondió. -Entonces creo que ahí está el problema, brother, le dije. Tu carácter está débil en esta etapa, porque no la tienes identificada. Y si no conoces a tu rival, ¿Cómo te enfrentas a él? Porque los rivales no son siempre los mismos.

Ahí fue donde él me respondió justo lo que sabía que iba a responderme: “Siento que no tengo el carácter pa’ enfrentar esto”. Y ahí fue también, donde traje a colación el tema de la laguna.

Compañeros, siempre hemos creído que el carácter es algo con lo que nacemos y que así se tiene que quedar. Pero les tengo noticias: El carácter, es algo que se va formando o construyendo en la medida en que interactuamos con personas y/o situaciones.

Nunca escucharon la expresión: “Ponle huevos”. Es exactamente igual. Y en el caso de las mujeres: “Con los ovarios bien puestos” … suena firme, ¿no?

Ahora bien, el primer error es no ser conscientes del “rival” o etapa en la que estamos. Y el segundo y más grave, es anticiparnos a las situaciones, ya sea por expectativas falsas o por algo que nos dijeron. Eso nos lleva a sentir miedo. Y de ninguna manera, podemos dejar de hacer algo paralizados por el miedo. Hay que actuar enfrentándolo, y así no solo le quitamos todo el poder; sino que nos damos cuenta de que el asunto era bien simple; o en el peor de los casos, no era tan complicado como parecía.

Ejemplo: tienes una materia en la universidad con un profesor que “te dijeron” que era implacable. ¿Entonces qué vas a hacer? ¿No vas a entrar a clase? O… ¿Vas a cambiar el agua de la laguna, le “pones huevos” a esto, y entras con todo y miedo?

Al entrar a la clase con “huevos” vas a cumplir con “huevos” con lo que el profesor pide y no tendrás que temer a sus “huevos”. O hueles mal y estás frío por dentro; o hueles bien y estás calientico para lo que venga. ¿Qué tipo de laguna eres? ¿Estás usando el beneficio de cambiarle el agua?

Y vuelvo al tema espiritual. En mi caso yo uso el poder sobrenatural de Dios para que sea Él quien vacíe y cambie el agua de mi laguna. Es decir, dejo que trabaje en mi carácter. Siempre estoy preguntándole en qué etapa estoy, y siempre estoy pidiéndole sabiduría y discernimiento.

Si no es tu caso, la introspección sería tu arma, y así puedes vaciar y cambiar el agua de tu laguna. Pero al final, huevos son huevos y ovarios son ovarios.

Este mosaico de palabras llenas de amor, fue para ustedes

Este fue mi tercer escrito, titulado ¿“A qué hueles”?